Representaciones artísticas de las dictaduras del Cono Sur (contar, poetizar, filmar, pintar, fotografiar las dictaduras): preservar la memoria (en ligne)
«Representaciones artísticas de las dictaduras del Cono Sur
(contar, poetizar, filmar, pintar, fotografiar las dictaduras): preservar la memoria»
Coloquio internacional, lunes 5 de abril-martes 6 de abril de 2021
– por videoconferencia
Coordinación y organización:
Alejandra Portela (Instituto de Investigacion y Facultad de Artes UMSA, Buenos Aires, Argentina),
Benoît Santini (UR 4030 HLLI, ULCO, Boulogne-sur-Mer, Francia).
Este coloquio internacional se propone trabajar sobre las representaciones artísticas, entendidas en su acepción amplia: literatura, artes visuales, música, cine, de las dictaduras del Cono Sur de América (Argentina, Chile, Uruguay) elaboradas en estos tres países en la época de los gobiernos militares de los años 70.
En Argentina, la dictadura militar que comenzó en 1976 fue la última de una serie de dictaduras que gobernaron de facto, y con intermitencias, desde 1930. Los procesos políticos, económicos, sociales, culturales y artísticos de la Argentina no pueden entenderse sin ese continuum. Entre 1976 y 1983 la violación de los derechos humanos, la represión, la desaparición de personas, el exilio y la censura se produjeron en el contexto del Terrorismo de Estado. El teatro, el cine, las artes visuales, la literatura enfrentaron ese contexto de extremo control, cuyo plan sistemático se basó en la eliminación de toda disidencia y alteridad. La producción en torno a intenciones más metafóricas, realismos exacerbados u objetivistas trasmitían ese clima opresivo, violento, de censura, muerte y deformación que se vivía en la cotidianeidad del régimen. En las Artes Visuales se distinguieron los artistas de los realismos como Héctor Giuffré, Juan Pablo Renzi, Oscar Bony y Pablo Suárez, Norberto Gómez, Diana Dowek, Miguel Ángel Bengoechea, Alicia Carletti, Mildred Burton, entre otros[1]. En el cine, la prohibicion y la censura dominaron la escena: un grupo de filmes pueden ser leídos en clave simbólica: los filmes de Aleandro Doria Los miedos (1980) y La isla (1979), incluso las películas de Adolfo Aristarain Tiempo de revancha (1981) o Los últimos días de la víctima (1982)[2]. Contradictoriamente y en paralelo se produce una picaresca de la comedia sexual que tuvo su auge en esos años; en literatura las novelas Respiración artificial (1982), de Ricardo Piglia; En esta dulce tierra (1984), de Andrés Rivera; y Cuerpo a cuerpo (1979), de David Viñas, Flores robadas de los jardines de Quilmes (1980), de Jorge Asís, son algunos ejemplos de una literatura extremada por las experiencias represivas marcadas además por la desaparición de escritores y poetas como Haroldo Conti, Rodolfo Walsh, Paco Urondo. En teatro, el underground y la experiencia de Teatro Abierto significaron un grito de desahogo que permitió preparar de algún modo desde la cultura la llegada de la Democracia en 1983.
En cuanto a Chile, entre 1973-1990, las artes se oponen desde la clandestinidad a la Junta Militar dirigida por Augusto Pinochet, a su violencia y a la represión ejercida por ella. Son los años de la llamada «Escena de avanzada», definida por Nelly Richard, que, como lo escribe la misma investigadora, «se ha caracterizado por haber extremado su pregunta en torno al significado del arte y a las condiciones-límites de su práctica en el marco de una sociedad fuertemente represiva»[3]. En este marco, a través de sus acciones artísticas, el grupo C.A.D.A., en el cual participa el poeta Raúl Zurita, opta por ocupar los espacios urbanos, enfrentándose con las reglas impuestas por la Junta militar. Las pinturas de Juan Dávila subvierten el orden imperante así como las fotografías de Paz Errázuriz o incluso los graffiti pintados en los muros de Santiago. En cuanto a la literatura, los escritores del interior –entre ellos, los poetas– adoptan mecanismos de disimulación para evitar la censura, difundiendo a menudo sus textos roneotipados de forma subterránea. En algunos casos, se crean «poemas volantes» tirados desde los cielos, mientras que los autores del exilio conservan el lazo con su país, protestando desde fuera contra la violencia del régimen y abordando en sus escritos temas como la nostalgia o el desarraigo. El cine y la música también se atreven a desafiar la dictadura con obras contestarias, como los filmes de Cristián Sánchez o Silvio Caiozzi[4] o las composiciones de Inti-Illimani y Quilapayún –creadas desde el exilio– o de Patricio Manns, exiliado en Cuba. Las revistas de poesía y, más globalmente, de literatura, publicadas desde el exilio participan de manera fundamental en esta labor de difusión de la creación literaria contestataria.
Por lo que se refiere a Uruguay, Jaime Yaffé se refiere a «las formas concretas en que el Estado, a través de sus aparatos represivos y sobre todo de sus servicios de inteligencia, controló a la sociedad civil y a los individuos »[5]. En este contexto de violencia y represión, los artistas se movilizan en contra de la dictadura de Juan María Bordaberry. Así, en el dominio de las artes visuales, jugaron durante la época de la dictadura (1973-1985) un rol fundamental artistas como Clemente Padín y su «Arte Postal» y los poemas visuales de Jorge Caraballo, según analiza Mónica Aparicio Guirao[6]. En el dominio del cine, se produjeron filmes como El niño y la cometa de Daniel Arijón (1977) o Mataron a Venancio Flores, de Juan Carlos Rodríguez Castro (1983), obras que se refieren implícita o más explícitamente al contexto dictatorial. Podemos citar, en literatura, la labor acusadora de Cristina Peri Rossi, por ejemplo, o la producción lírica del poeta exiliado Mario Benedetti, así como las piezas del dramaturgo Víctor Manuel Leites, las actividades teatrales del grupo El Galpón que hizo un teatro de protesta[7] o la publicación de novelas como las de Héctor Galmés. Frente a este arte disidente y subversivo, la Junta, en el marco del Terrorismo de Estado, «desarrolló ciertas teatralidades en los espacios públicos urbanos mediante despliegues que instauraron una ’cultura del miedo’» con «la militarización de las calles a través de tanques de guerra o de desfiles militares, por ejemplo»[8].
Se pueden formular diversas preguntas: ¿Qué tipo de imágenes se construyen frente a las dictaduras del Cono Sur en esa época? ¿Qué herramientas emplean las obras artísticas creadas en este contexto para denunciar la violencia de las dictaduras en el marco de las cuales emergen? ¿De qué instrumentos de ocultación se valen para acusar discretamente? ¿Cuáles son también las características de la producción oficial? Éstas son algunas pistas no limitativas que los investigadores interesados podrán abordar en sus ponencias. También se podrán estudiar las relaciones que existieron entre artistas disidentes de los tres países así como las artes producidas después del fin las dictaduras pero cuyo objetivo consiste en preservar la memoria de los hechos representándoles a posteriori.
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Invitamos a los investigadores a enviar sus resúmenes de ponencias (10 líneas) para el 20 de diciembre de 2020, incluyendo asimismo una breve ficha biográfica con las publicaciones más relevantes y la filiación institucional.
Se enviarán los resúmenes obligatoriamente a las dos direcciones siguientes con asunto Coloquio internacional « Representaciones artísticas de las dictaduras del Cono Sur ».
instituto.investigacion@umsa.edu.ar
Benoit.Santini@univ-littoral.fr
Las respuestas serán enviadas para el 30 de diciembre de 2021.
La lengua de las ponencias será el español.
Comité científico:
Valeria Alcino, Universidad Museo Social Argentino, Buenos Aires
Jorge Cid, Facultad de Artes Liberales, Universidad Adolfo Ibáñez, Santiago de Chile
Paul-Henri Giraud, Universidad de Lille, Francia
Alejandra González Soca, Universidad Católica del Uruguay, Montevideo
Fernando Moreno, Universidad de Poitiers, Francia
Magda Sepúlveda Eriz, Universida Pontificia Católica de Chile, Santiago
Modesta Suárez, Universidad de Toulouse, Francia
Eduardo Tenconi Colonna, Universidad Museo Social Argentino, Buenos Aires
[1] Jorge López Anaya, Historia de Arte Argentino, Emecé Editores, Buenos Aires, 1997.
[2] Fernando Varea, El cine argentino durante la dictadura militar 1976/1983, Ed. Municipalidad de Rosario, 2008.
[3] Nelly Richard, «Márgenes e Institución. Arte en Chile desde 1973», en: Nelly Richard, Arte en Chile desde 1973. Escena de avanzada y sociedad, Santiago de Chile, FLACSO, 1987, p. 1.
[4] Véase: Anónimo, «Cine en dictadura 1973-1989», Campo contra campo. Ficción y política en el cine chileno, http://campocontracampo.cl/periodo/4
[5] Jaime Yaffé, «La dictadura uruguaya (1973-1985): nuevas perspectivas de investigación e interpretación historiográfica», Estudos Ibero-Americanos, PUCRS, v. 38, n° 1, enero-junio de 2012, p. 18.
[6] Mónica Aparicio Guirao, «Las prácticas artísticas durante la dictadura cívico-militar uruguaya (1973-1985) y las prácticas artísticas durante la dictadura cívico-militar argentina (1976-1983). Una perspectiva comparada», Iberomérica social, 12 de julio de 2017, https://iberoamericasocial.com/las-practicas-artisticas-la-dictadura-civico-militar-uruguaya-1973-1985-las-practicas-artisticas-la-dictadura-civico-militar-argentina-1976-1983-una-perspectiva-comparada/
[7] D.O.B. Sánchez, «El papel de los artistas y del arte en el período de la dictadura latinoamericana», Scientia Plena, vol. 10, n° 12, 2014, p. 5.
[8] Luciana Scaraffuni, «El Teatro Militante: subversiones y resistencias durante la dictadura cívico-militar uruguaya (1973-1985)», Artelogie, n° 8, 2016, http://journals.openedition.org/artelogie/422